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viernes, 22 de octubre de 2010

Tomás Prieto de la Cal habla sin miedo

 
El ganadero de toros Tomás Prieto de la Cal no tiene pelos en la lengua, dice lo que piensa, sabe muy bien que no va a vender ni más ni menos por hablar, lo tiene igual de difícil, aquí ninguno de los 7 magníficos tendrá nunca el gesto ni el compromiso de enfrentarse a un jabonero puro veragua, prefieren los jaboneros bogueros son más cómodos.
Un servidor tuvo la oportunidad de escucharlo este verano por Calasparra, hombre de pocas palabras pero certeras y sinceras.
Esto fue lo que dijó en las Jornadas de Tauromaquia organizadas por la Universidad San Pablo CEU (vía Clarín):
"¿Es el toro el eje de la Fiesta? Mi respuesta como ganadero es NO. Hoy no es el eje de la Fiesta. Y de ahí vienen todos los problemas que tenemos. Así de claro y así de sencillo. La Fiesta se basa en el toro, pese a muchos, pese a los mismos taurinos, pese a todo aquel que compone el mundo del toro…; en general se le da la espalda al TORO, que es la clave. El toro debe ser el eje de la Fiesta, pero en todo su esplendor, en todos sus encastes, en toda su bravura. Y eso conlleva que los toreros se deben adaptar a ese toro, como ha ocurrido durante siglos y siglos. Porque ahora la evolución se ha convertido en involución. Cuando el toro recobre su protagonismo, seguramente en todas esas idas y venidas a los ministerios, en vez de ver las fotos que vemos, a lo mejor veríamos al Duque de Veragua, al Señor Miura…
Ese toro bravo conlleva la grandeza del toreo, que los toreros se midan a las mejores ganaderías, a las más bravas, a las más encastadas, que cada uno sepa que cada toro tiene su lidia..., y no todo son derechazos y naturales. ¿Por qué todos los toros que salen en las ferias son iguales? Porque proceden de lo mismo. Yo, si fuera torero, buscaría la comodidad, si me lo permite el público y el empresario. En los años cincuenta era impensable ver a Pepe Luis Vázquez sin los Miuras en Sevilla, porque la afición y el empresario no eran capaces de anunciarle con otras ganaderías. La clave está en que antiguamente el torero se lo ganaba en la plaza, que el novillero se anunciaba en los pueblos donde le pagaban por torear: es la casa construida por los cimientos. Y hoy es al revés. ¿Quién no tiene interés en ver el toro bravo? El mundo del toro. Es una vergüenza pero es la realidad".
El  domingo en Clarín, se dedicará  un reportaje de esta conferencia, en la que también participó Moreno Silva, otro romántico que no se vende.

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