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martes, 16 de mayo de 2017

La muerte de Joselito

 

          Vìa blog Poesía Taurina

        La muerte de Joselito

           Una a una sus hojas deshojando
la Suerte entre sus dedos, margarita
blanca y cuatrín dorado, se ejercita
en la plaza de toros flirteando.
Me quieres sí, me quieres no cantando,
juega en el ruedo do José milita
y al terminar su juego un No gravita
sobre el sino del hijo de Fernando.
Y la Muerte Lejana acude aprisa
y entre sus dientes se pudrió una risa
de alegre complacencia con el sino;
y aunque Apolo y Cupido en su carrera
la guadaña arrebata, Ella, artera
con su aliento cumplió el fatal destino.
                                                                   Fernando Villalón

domingo, 14 de mayo de 2017

Avisados estamos



 
Ayer se cumplió el expediente por parte de los productions de celebrar en el fin de semana de la Verge dels  Desamparats, un festejo perteneciente al abono de fallas 2017, una novillada en este caso. Hasta ahí todo bien y todos contentos, la empresa contentó a la dipu dando un festejo, de paso se alegra al diputado de Asuntos Taurinos acartelando al chico de su pueblo, se contentó a parte del taurinismo con el cambio de cromos del vástago de uno de los morancos, de paso se fogueó una futura promesa de la escuela madrileña que parece estar en el circulo del produgtor Simóny sus adláteres.

Como es normal para estos casos y cosas se enchiquera un saldo ganadero, para la ocasión con el hierro de Sánchez Herrero procedencia Aldeanueva, o sea domecq de lo antiguo, con la edad casi cumplida, con diferente morfología desde las raspas 2º y 3º al toraco que salió en quinto lugar, pasando por el gordón cuarto o el descarado por delante y corto por detrás que cerró plaza. Luego atacados de mansedumbre, con genio en el caballo pero para quitarse la vara, queriendo salirse revolviendose, apretando en banderillas hacia adentro, esperando al rehiletero, luego tras lidias de diverso pelaje se pusieron difíciles sin comerse a nadie, mansos duros de patas con goterones de casta, siempre con la cara alta, pero de alguna manera con alguna posibilidad.
Luego vinieron las faenas inacabables, sin fin, pasándose del tiempo, sonando muchos demasiado avisos, sin ver nada, y luego el quinario de los aceros y de atronar el toro, se tragaban la muerte para desesperación de los de luces y sus hooligans, uno se fue al corral pero a punto estuvieron de ser dos más si no llega a ser por el apoyo presidencial.
Esto de los avisos viene de largo, antes un aviso era un descrédito, dos un castigo y sonar el tercero era una condena. Ahora tras la huella dejada por las figuras que igual les daba que sonara un aviso que Paquito el Chocolatero, y más al respetable que en vez de increpar al coleta silbaba al palco por cumplir el reglamento, los aprendices aprendieron de los maestros y esto degenera en un tedio de faenas largas, aburridas, de mucho trapazo y poco peso, si luego se da un sainete con los aceros, blanco y en botella. No sólo lo digo por la chavales de ayer que a la postre son los menos culpables, sino de la costumbre de la neotauromaquia de las faenas largas y tediosas, con series de cortas pero abundantes, con mucho pase por alto, circulares finales, bernadinas conspicuas, etc, etc etc.

Fernando Beltrán quemó su enésimo cartucho, probablemente el último, siempre nos dejó goterones, trazos de toreo caro, pero sin llegar a ser, como pasó con el cuarto de la tarde. Siempre quedará en nuestra memoria taurina aquella tarde noche d’Algemesí, es lo que tiene esto.

Alfonso Cadaval, entró por lo que entró, y salió como entro, sin colocación y sitio, con un coro de aduladores en el callejón, con un quiero y no puedo en el quinto por la izquierda, y muchos pases para olvidar.

Carlos Ochoa, acompañado por Rafael de Julia, en la órbita de la casa, dejó evidencias en quites de su sitio y su disposición, pudo en las primeras series mandonas en los medios al mansurrón tercero que sólo buscaba la salida, para disiparse cuando se pasó el toreo accesorio.  Fue aplaudido incomprensiblemente en el devuelto al corral, cosas de festivaleros.

En los de plata Hazem Al-Masri, más conocido como El Sirio dejo clara su evolución con los rehiletes, clavando un par con el toro apretando hacia adentro, saliendo de la suerte sin alharacas, y sin saltar el olivo, pero con el descabello dió todo un recital de malas práctica, habrá que practicar.

Dos avisos, uno para la empresa y la diputación como arrendataria y propietaria respectivamente, no es de recibo que una puerta se descerroje con el golpe de un caballo, debía de haber más seguridad. El otro para la autoridad del callejón, representada por el delegado y los alguacilillos, que no sólo están para pasear el plumero, dejando al albur de la cuadrilla cuando el toro fue devuelto y la poca prestancia del delegado gubernativo en actuar.

Avisados estamos, de muchas martingalas y defectos, que al final son ley de las plazas por un extraño derecho conseutudinario que quieren asentar a su manera más conveniente los taurinos, … así nos va.