Pasado ya el día de San Jaime, en el que por cierto no hubo festejos, las tradiciones se pierden, es el sino de los tiempos, toca reflexionar sobre lo vivido por un servidor en su mini-mini-feriade julio, asistiendo a dos festejos, una novillada y la corrida de las duras que para eso uno tiene fama de intransigente y 'torista', dicho con todo el carácter despectivo cuando en realidad esta una fiesta de un toro, no de un sucedáneo, domeñado y dominado por un hombre con un par de arrestos.
De la novillada a estas horas nos acordamos de poco, si acaso que nos llegamos aburrir, mucho humo y poca paja, con un ganado de
Santiago Domecq, en esa línea del tonto áspero, cuando las ganaderías no se definen, quieren entrar en el circuito y no están en la mano del ganadero, para una terna al uso, el local
Cristian Climent, sólo diremos que sigue en descenso;
Luis David Adame, con la lección juliana muy bien aprendida, formando parte del sistema; el chico de la empresa
Andy Jounnes, que le sono la flauta en fallas y nos lo seguiremos tragando, y poco más...
De la corrida de
Cuadri, podemos decir que sin ser buena, no nos aburrimos, base principal de una tarde de toros, hubo de todo, desde el noble sin fuerza que hizó primero, un 'toreable' segundo, un flojo que fue devuelto, el reservón que acaba entregándose, el parado con guasa y el toro que después de una lidia ínfame se pone imposible orientándose muy pronto, dejándo en evidencia que la torería actual, tanto matdores como cuadrillas no están preparados para lidiar a un toro con poder. A estos morlacos se enfrentaron una terna dispar,
Rafaelillo, especialista en este tipo de corridas, y de los pocos del escalafón que pueden lidiar este tipo de toros, demostró una vez más que es lo hay que tener para ponerse delante de estos toros;
Pascual Javier, al que más que una oportunidad era una puñalada trapera, estuvo digno y no se le puede pedir más a un chico que hace su segunda corrida en España después de 3 años de alternativa;
Román poco acostumbrado a pechar en estas lides, dejándolo en evidencia en su segundo toro, tuvo en suerte, nunca mejor dicho, que fuera devuelto su primer toro, para saltar un sobrero de
Algarra, con casi 6 años, que recibió dos exigues picotazos, para llegar a la muleta templadito y con tranco, donde Román estuvo valiente, en los medios, con tandas por la izquierda que no llegaron a ser redondas, para dar una tanda maciza con la derecha, siguiendo con un trasteó menos claro, tras una estocada tendida, cortó dos apéndices y el presidente por su cuenta le dió una vuelta al ruedo al toro más que incomprensible, o sí si tenemos en cuenta la guerra oculta que llevan ambos protagonistas desde el palco y el ruedo.
Así es como vimos la feria de julio de este año, con una panorama novilleril bastante plano, y como en las corridas que se salen del monoencaste, sólo son solvente los especialistas que pechan muchas tardes con ellas, los demás especialmente los jóvenes, dejan ver sus carencias.
Destacar también la humanidad del maestro Rafaelillo de dar una vuelta al ruedo con el chaval Adrián, es muy fácil hacer feliz a la gente si se quiere, nunca olvidare esas imágenes, grande Rafaelillo, como torero y como persona.
P.D.: Por diferente motivos dejaremos una temporada el blog, aunque ya lo tenemos bastante abandonado. Esperemos volver con más ganas y con mucho ánimo.