Corrida del abono de San Isidro. Con una extraordinaria tarde de primavera madrileña, sin viento, con sol que no molesta a los que ocupabamos gradas y tendidos con el susodicho astro rey sobre nuestas cabezas, con una plaza con un aspecto magnífico, de casi lleno (mal que les pese a los que atacan por todos los flancos al mal llamado torismo, bajo la presidencia del sr.
Manuel Muñoz Infante se lidiaron (nunca mejor dicho) toros de d.
José Escolar por los matadores
Rafaelillo (silencio y leves pitos),
Fernando Robleño (ovación y silencio) y
Alberto Aguilar (ovación y silencio).
Ovación para una corrida de toros que es lo que se pide con todos los matices y variedad de comportamientos que pueden tener, bien presentados con arreglo a su procedencia albaserrada, bajando la nota el primero parado y el manso sexto, los otros tuvieron su lidia, su faena con arreglo a su comportamiento al que no siempre estuvieron los toreros a su altura, destacando especialmente el cuarto por su tercio de varas, recibiendo tres, y el comienzo de faena hasta que su coleta acabó ahogandole el largo viaje que tenía. Puntuación:
Curioso (1),
Cobrador (2,3),
Limonero (2,5),
Bustillo II (3),
Bustillo I (1,9),
Palomita (1,4).
Palmitas a Rafaelillo por una tarde que tiró de oficio y veterania pero en muchas ocasiones para salirse del compromiso, especialmente con el toro de la corrida, su segundo al que no supo alargar el viaje que acabó acusando las tres varas recibidas. Pero hay que reconocerle al matador que había de estar allí. Mención especial para la cuadrilla que lo acompaña.
Palmas para Fernando Robleño que no llegó a estar a la altura de sus toros especialmente su primero un burel que se vinó a más en el último tercio, pero al que el matador no llegó a cogerle el sitio siendo el público muy condescendiente con él, alargó la faena en exceso escuchando un aviso antes de entrar a matar sin haberlo visto claro. En su segundo, un animal que no humillaba prostestaba saliendo con la cara alta, al que pasaporto con un estocada caída.
Ovación a la actuación de Alberto Aguilar, torero que como sus compañeros de cartel, se tiene que ganar los contratos en el ruedo a base de exponer, valor, arrojo y porque no torería, cualidades que no faltaron en la tarde de ayer. Siempre buscando la colocación, cargando la suerte y exponiendo, con el capote intentó hacer quites de manos bajas, le faltó llegar a los tendidos en su primer trasteo muletero al que tardó en acoplarse toreando demasiado en el tercio, para llegar a sus mejores momentos al final de su excesiva faena. En el segundo un manso que no dudó en llevar a los medios, para intentar hacer el toreo auténtico que tan poco se prodiga por está época. A muchos chavales de las escuelas tenían que ponerles vídeos de la tarde Aguilar donde lo primero que tiene que hacer un torero es torear, lo de ponerse bonito viene luego y no viceversa.
Aplausos a las cuadrillas durante toda la tarde donde intentarón y consiguieron llevar las lídias de manera correcta sobresaliendo con una
ovación los componentes de la cuadrilla de Rafaelillo, tanto
Juan José Esquivel con la puya, como
Pascual Mellinas con los garapuyos, con
ovación cerrada para
José Mora por sus pares de banderillas y su brega con el capote. El garbanzo negro de la tarde fue el picador
Juan Carlos Sánchez que tras un deficiente tercio de varas se encaró con cierto sector del público ante las protestas.
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La acorazada y la monería |
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José Mora bregando a Curioso |
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Al cielo |
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Limonero |
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Aguilar y Limonero |
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Aguilar y Limonero (2) |
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Bustillo II |
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Esquivel y Bustillo II a por todas |
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Rafaelillo y Bustillo II |
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Ovación para Bustillo II |
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Bustillo I |
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Timbalero |
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Robleño y Bustillo I |
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Palomita y su trapío más ibarreño |
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... y Aguilar se fue a los medios |