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jueves, 3 de diciembre de 2009

Me lo pide el cuerpo


Amanecer en el campo, campo bravo por supuesto, neblina, colores grisáceos, humedad, frío, jodida la noche en la Mancha, silencio roto por los mugidos, lejanos, de las reses mezclados con el tañido, mas cercano, de los cencerros de los bueyes. Tiempo de espera, se fuma, intentando apagar el nerviosismo, copita de mistela para mitigar el ruido interno de las tripas y acortar la incertidumbre, pues no los vemos, ¿se están acercando?, desasosiego, sólo divisamos donde llega nuestro aliento. Pisadas que se acercan, contención de la respiración, nos alejamos hacia la valla al principio con pasos calculados para ir aumentando la frecuencia y cadencia .....  Salvados por poco, pero falsa alarma el mayoral a caballo.
 Un rayo mágico por entre las colinas, con plan eólico incluido, explosión de luz, de colores, de olores, de vida. Poco a poco en la lejanía se dibujan las siluetas al principio confusas, tienen hambre, se acercan , se ven con nitidez, ¡oh las fundas!, rompen la belleza de la mirada penetrante, del morrillo, de la badana, de los finos cabos, del cuerpo musculoso.
 En otra parte del campo los pequeños buscan ansiosos las ubres de las madres, astifinas por supuesto, pendientes de los extraños que se acercan. Recogen a sus retoños y sigilosas y desafiantes se alejan.
 El cuerpo me lo pide, actos de fe y tertulia, con los CANO, un lujo de mayorales,en un lugar de la Mancha: LOS CHOSPES.
 Paco con el fuego que hay en la red internauta, si la carretera nos respeta, disfrutaremos de un día de paz, tranquilidad, sosiego,  lumbre y misticismo taurino.

     LA DIGNIDAD NUNCA SE VENDE                         
                         ADOLFO CAMPOS

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