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domingo, 30 de enero de 2011

'La figura del presidente' por Agustí Colomar

Presidente de Calasparra: alcalde y aficionado.

Vía: Cornadas para todos

El aficionado considera o cree que el Presidente es un personaje con criterio y autoridad, evidentemente la segunda sirve para imponer la primera. Si el Presidente carece de la primera poco importa la segunda.

El criterio lo dan los conocimientos y principalmente el compromiso. Los conocimientos sirven para todas las Plazas, el criterio y sobre todo el compromiso dependen de la Plaza donde se presida. Ahí radica primordialmente el buen Presidente, en el compromiso con la Plaza que se Preside, sin permitir ciertos comportamientos en el ruedo y ciertas respuestas en las gradas aunque el reglamento lo permita. Pero donde el compromiso con la fiesta y la Plaza alcanza su verdadera dimensión es en los corrales, es decir, en los reconocimientos de los toros que se aprueban y aquí es donde debe aparecer sin fisuras la segunda cualidad: la Autoridad.

Permitir ciertas imposiciones aunque se haga de buena voluntad para evitar suspensiones o crispaciones que nadie desea es estar poco comprometido.

En general no existen buenos o malos Presidentes, existen Presidentes nada, poco o muy comprometidos y estos últimos con aciertos y errores -que los tendrán- son los que están valorados por los aficionados, dan categoría al cargo y sobre todo a la Plaza.

Un bajonazo, aunque haya mayoría en la petición no puede devengar en una oreja. Una faena vulgar de muchos pases llena de enganchones y poco reunida tampoco. Pero ello evidentemente si Presides en una Plaza de Primera o Segunda con tintes de seriedad.

El atrincherarse en el reglamento en corrales y concesión de trofeos es falta de compromiso y por extensión falta de criterio, entonces pierde la figura del Presidente y baja la categoría de la Plaza.

Si lo que sale por chiqueros no es digno de la Plaza donde se está presidiendo ya todo pierde importancia, aunque la edad y el peso sean reglamentarios.

Es evidente que el Presidente no va a contentar a todos, al público porque hay diferentes grados de aficionados y a los medios de comunicación ni comentarlo. El Presidente debe ser riguroso, aséptico y menos reglamentarista en la concesión de trofeos –el público pide las orejas con poco conocimiento de causa con el solo objetivo de divertirse-, es el único clavo al que nos podemos coger los aficionados. Aunque esté ardiendo.

Su figura es nuestra única esperanza, si nos falla, no nos queda nada. La fiesta necesita firmeza con criterio de buen aficionado, es decir, autoridad, afición y compromiso, en definitiva ser menos funcionario.

La fuerza viene de la seriedad, pero seriedad de aficionado riguroso y con criterio, después la Autoridad.

No puede ser un buen Presidente aquel que solo cumple un trabajo porque ha recibido una orden para hacerla cumplir, esa clase de Presidente no beneficia a la fiesta y ésta, está ahora mas necesitada que nunca del aficionado, que dejará de asistir al espectáculo si pierde su verdadera liturgia. Y aunque asiste el público este no defenderá la verdadera tauromaquia y devengará en recesión, recesión que provocará la falta de asistencia de ese público.

En definitiva todo es cuestión de compromiso.


Agustin Colomar
Presidente Unión Taurina de Abonados de Valencia

1 comentario:

Miguel T. dijo...

Sí señor. Ratifico todo lo expresado por el señor Colomar. Sin el buen criterio de aficionado y la Autoridad del Palco en el Presidente la liturgia taurina se convierte en un teatro en el que todo parece lo que no es y nada es lo que parece.
Desde Cuenca, saludos encantados.