En la plaza de Valencia ha dado luz lo que se estaba gestando hace tiempo por parte del taurinismo localista, convertir una plaza de 1ª, con público de 2ª y equipos presidenciales de 3ª en un circo festivalero y populachero, tan sólo faltaba para asistir el parto la colaboración de los simones productions capitaneados por el artista del taurinismo, con el inestimable apoyo del conglomerado formado por el funambulista de asuntos taurinos de la dipu y de los voceros oficiales del reino, cada uno mirando por sus intereses poco desinteresados.
Lo peor de todo es que ahora se ha visto en todo el orbe taurino por la TV fenicia, gracias a las ansias de protagonismo de los políticos: "en un momento en el cual es importante exportar la imagen de la Fiesta en nuestro territorio" Isidro Prieto dixit. En todo el mundo ya conocen el ínfimo nivel a que hemos llegado por estos lares.
Ahora todos cargan contra el culpable de siempre: el Toro. Como si no fueran todos responsables de los animalejos que aparecierón por la puerta de chiqueros de la plaza de la calle Xàtiva: los toreros por elegir, los empresarios por comprarlos, los presidentes por aprobar, el público por callar, los aficionados por tragar, los politicastros por alabar y lucir palmito, los periodistas por manipular y tergiversar, y ahora todos por rasgarse las vestiduras cuando han permitido el fraude continuo.
Pero los aficionados del resto de España pueden aplicarse el famoso refrán: “Cuando las barbas de tu vecino veas cortar …”
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