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viernes, 11 de agosto de 2017

Se come, se lidia

El arroz caldoso es menos espectacular que el seco. El seco impone ceremonias que recuerdan las de la fiesta taurina. Primermente, se suele ir a ver el arroz cuando aún está en el fuego, y entonces es cuando el cocinero formula algunos vaticinios: como los aficionados van a ver los toros a los corrales y oyen los pronósticos del vaquero. Después la paella es llevada al comdor por brazos riobustos que la muestran -dando una vuelta en torno a la mesa- a cada comensal; algo así como el paseo de las cuadrillas. Y luego se come; se lidia.
Wenceslao Fernández Flórez