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domingo, 27 de diciembre de 2015

Luis Francisco Esplá habla en Banderillas Negras

 
Vía: Banderillas Negras por @MILINKO
En Francia los toros que van a ser lidiados se anuncian en noviembre, diciembre y enero. Nada más acabar la temporada se pone en marcha la maquinaria y lo dan como un acontecimiento. Un acontecimiento como decía Tierno Galván. Los toros son un acontecimiento como pueden ser las romerías y con tal categoría el público no sabe ni por qué acaba estando allí. Si todo se banaliza, si no se pone cariño... con el tiempo, la gente acaba dando la espalda.

 Antes mataban las figuras las duras porque aparte del dinero necesitaban crear tensión en el público para que no bajaran sus honorarios. Ahora considero que hay un compadreo donde lo mejor es no molestarse.

 No quieren complicarse la vida. Se ve el clima en los callejones. En mis principios los callejones eran trincheras, nadie sonreia, estaban de mala leche, estaban en lo suyo. No se lo tomaban a cachondeo. Ahora parece que van a hacer el paseillo en la pista de un circo

 La globalización del mundo cala en el toreo. Esto ocurre en el arte y en todo. La variedad parece un insulto a la evolución en el arte, en el toreo y en cualquier disciplina. Estamos uniformando criterios y eso es muy malo.

 Queremos el toreo perfecto. La perfección tiene un componente, aniquila la emoción.

 Con un toro sin problemas tiene poco sentido lidiar. ... El domador doma leones pero si vienen domados los pasea.

 Esta sociedad le cuesta intelectualizar aspectos de la vida como la música clásica donde hay que invertir tiempo y oido. En el toreo hay que invertir en oido. Se busca inmediatez, se acaba el rito de buscar y todo se quiere inmediatamente. Todo suma y sigue.

 El verdadero torismo es el rendimiento del toro, que trate de poner en evidencia al torero, me da igual que pese 350kg que 600. Al pseudo-torismo le ocurre igual, se basa en la apariencia.

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Pepe Luis Vargas: “El nuevo aficionado es más peligroso para el toreo que los antitaurinos”

Foto: Cultoro


En estos tiempos “modernos”, hasta “el aficionado actual a cambiado para mal”, la grandeza del toreo es como si ya no la vieran o les diera igual, que ahora se halla perdido la pureza, la verdad del toreo, la personalidad y aplauden o defienden los ventajismos de torear sin cruzarse, con la pierna atrasada, escondido el torero tras la cadera, echando al toro para afuera y pasándose al toro muy distanciado, sin ceñirse con el toro. 

El toro se ha quedado por exigencias de los toreros actuales, sin casta, ni codicia, ni con la repetitividad de antes, se ha buscado al toro que no moleste, docilón y para hacer todos la misma faena, están acabando con el arte de torear, con la emoción y la verdad. Estos nuevos aficionados son más negativos para el Toreo que los anti taurinos, porque ellos si pueden acabar con el Toreo permitiendo estas desastrosas mutilaciones que se le están haciendo al arte de Torear… Están acabando con la emoción y la grandeza de Fiesta de los Toros… 
                                                                                                                   Pepe Luis Vargas

martes, 22 de diciembre de 2015

Felicitación navideña de la UTAV

 
LA UNION TAURINA DE ABONADOS DE LA PLAZA DE TOROS DE VALENCIA LE DESEA UNAS FIESTAS EN PAZ CON LOS SUYOS Y DESEA PARA EL PROXIMO AÑO 2016 QUE LA EMOCION, ESENCIA DE LA TAUROMAQUIA, NO DESAPAREZCA DE NUESTRAS PLAZAS, EN CASO CONTRARIO ESTAS APARECERAN MAS VACIAS Y SEREMOS MAS DEBILES.

AGUSTIN COLOMAR SOLER
Presidente UTAV

domingo, 20 de diciembre de 2015

In memoriam Pepe Limeño

José Martinez Ahumada "Limeño", D.E.P.
Allá por el 2010 podía haber compartido mesa, mantel y tertulia con el maestro Limeño en casa de Tomás Pla y Pepe Rubio ejerciendo de maestro de ceremonias, con Adolfo Campos de director de lidia, en pleno fragor de la Setmana de Bous d'Algemesí,  de no ser por una pequeña piedra que se cruzo en mi camino y me rompiera el quinto metacarpiano del pie derecho.
¡Descanse en Paz, Maestro!
Foto: Cornadas para todos

miércoles, 16 de diciembre de 2015

'La profanación de Ceret' por Dominguillos


  Vía: Dominguillos

Recientemente hemos escuchado a Manolo Molés diciendo que andan mirando la posibilidad de televisar la feria de Ceret, de cuadrar el calendario laboral de su equipo técnico para poder ofrecer este ciclo. La noticia me cayó como un jarro de agua fría. No estoy especialmente en contra de las corridas televisadas, pero si hay un lugar que no se presta a las trivialidades de la caja tonta es Ceret y su feria torista. Esta pequeña plaza situada en la falda del Pirineo Oriental, cuyas primeras estribaciones se observan desde algunas localidades, es un lugar mágico para el aficionado a toros, y perdonen la cursilada del adjetivo, pero es la definición más certera. Aficionados llegados de todos los rincones del orbe peregrinan hasta Ceret a fin de reencontrarse con su fe, igual que los devotos caminan hasta Santiago de Compostela en busca de su verdad interior. No resulta complicado toparse con colombianos, mexicanos, italianos, alemanes, ingleses y, por supuesto, españoles y franceses. Aficionados selectos, entusiastas del auténtico toro de lidia, se concentran en unos tendidos que, como todas las plazas con encanto, obligan a pagar el tributo de la incomodidad. En pocos lugares se da el caso de que la inmensa mayoría de los asistentes sean verdaderos aficionados, de ahí que las reacciones por los avatares que surgen en el ruedo sean inimaginables en el resto de plazas a las que estamos acostumbrados. Verbigracia Madrid, donde hubo un tiempo en el que los aficionados superaban en número al público ocasional, pero estamos hablando de hace muchos años, seguramente décadas. El toro es el eje, y para que un ejemplar sea arrastrado entre honores es condición sine qua non cumplir en el tercio de varas como corresponde a los de su estirpe; siendo que se valora con más estima el avisado que pone a prueba el valor del espada en cada lance que el almibarado que se presta a faenas largas, porque allí lo que interesa es el toro y no la mona. Hay un equilibrio cuasi perfecto ponderando lidia y lidiadores, a veces benevolente, a veces severo y, de vez en cuando, surge alguna voz sarcástica e indolente que recuerda a los de abajo quiénes son los que mandan. Se cuida hasta el mínimo detalle, hay vestimentas regionales, se exhiben los toros, se anuncian los caballos, tertulias... y todo ello aderezado por la banda tradicional, la Cobla Millenaria, que proporciona a la corrida un aura inconfundible. El rito llevado a su punto culminante.



 Ceret es un pequeño rincón soñado por el aficionado y, llegados a este punto, entenderán que no es de recibo que la televisión profane uno de los lugares que cuidan con más esmero la fiesta de toros, que lleguen allí Molés y su corte a hacer de Ceret una cosa banal, rompiendo nuestras ensoñaciones. Los toros son un espectáculo que solo se puede percibir en su totalidad in situ, la vida del hombre está en juego, y la televisión no hace otra cosa que mixtificar. La mejor feria torista del mundo no merece las sandeces de David Casas y Caballero, ni que llenemos las redes sociales de comentarios cainitas. Como en los templos monumentales, las cámaras y las grabaciones han de estar vetadas. El que quiera vivirlo que vaya. Y aunque no pueda ir, aunque me ahorre dinero viéndolo en el sofá, que se quede sin emisión, prefiero que los aficionados me lo cuenten en sus crónicas. Dirán que peco de romántico, que hay dinero en juego, ¿pero acaso hay mayor romanticismo que el encarnado por la ADAC durante todos estos años?

domingo, 13 de diciembre de 2015

"Si la corrida desapareciese, el toro bravo moriría también, y con él, una herencia genética incalculable"


Publicado en Toro, torero y afición. Vía. Tierras Taurinas

Los defensores de los animales pretenden acabar con la Fiesta con el fin de salvar al toro, cuando, muy al contrario, acabarían con la especie, la cual sobrevive gracias a la corrida. Cada año, miles de millones de animales salvajes desaparecen, así como numerosas especies a causa de la destrucción de sus ecosistemas de manos del hombre. Cada año, 3 millones de animales domésticos son matados o castrados en Europa para la comodidad de sus dueños; 11 millones son sacrificados para la experimentación farmacéutica; 36 millones para utilizar su piel y mil millones para nuestra alimentación. Y mientras la sexta extinción en masa de las especies ha comenzado, menos de 1.000 toros se lidian al año en las plazas francesas, y 30.000 en España. La corrida es el símbolo de la gestión respetuosa de una especie en su medioambiente. Una ínfima proporción de los hatos se envía a las plazas. Gracias a esta toma reducida, la inmensa mayoría de las cabezas se utiliza para mejorar la especie, respetando su vida salvaje y apartando toda domesticación. La muerte del toro en el coso es la condición para que la especie sobreviva: menos rentable en carne o leche que otros bovinos, su bravura es la que permite que se perpetúe. Si la corrida desapareciese, el toro bravo moriría también, y con él, una herencia genética incalculable.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

'El odio antitaurino de joan ribó choca con la realidad cultural de l'horta ...' por Andrés Verdeguer

Tio Canya, ja ens han tornat a furtar les claus de casa. Mira qui ha sigut...
 Vía: Cornadas para Todos

Las polémicas declaraciones de Joan Ribó hoy en la Cadena Ser han encontrado respuesta rápida por parte de miembros de su propio gobierno, alcaldes pedáneos y también desde la empresa de la Plaza de Toros de València. Ribó ha demostrado con sus palabras que sería capaz de gobernar desde el autoodio a la diversidad cultural y festiva del pueblo valenciano, a favor de la discriminación, desde la ignorancia del totalitarismo antitaurino.

Además, las inoportunas palabras de Joan Ribó contra la cultura taurina llegan en una semana en la que la estatua de Manolo Montoliu y la sede la Escola de Tauromàquia de València ha sido atacadas de manera incíca. Pésimo ejemplo pues del alcalde de la ciudad a favor del civismo, el respeto y la diversidad; más bien las palabras de Ribó tienden a sembrar odio y división.