21/10/2024
Para ir a los toros se debe de ir sin ninguna predisposición, ni ideas preconcebidas, valorando en todo momento lo que se ve, se sufre o se disfruta, como un juez imparcial con espíritu de aficionado.
El sábado asistí a un festival organizado por un aficionado (en mayúsculas) anteponiendo ante todo su patrimonio y su esfuerzo personal y de muchos que le rodeaban. Tuvo lugar en esa joyita, esa obra de arte situada en la comarca de la Marina, en Ondara.
Tarde de temperatura ideal, en un ambiente relajado, conversando con distintos aficionados, con una novillada con presentación más que aceptable para un festival, con castita y movilidad frente a unos profesionales bastantes comprometidos.
En ese ambiente relajado propicio para el disfrute, pude entresacar los matices de la evolución de la Tauromaquia en los últimos lustros. De Javier Vázquez, siempre adelantando la pierna en cada cite, pasando por el recital de Manolo Carrión con su temple y cadencia, reflejo de sentimiento; Urdiales ligando retrasando la pierna y sus naturales de frente, marca de la casa; para ver como los dos más jóvenes García Navarrete y Nek Romero, con clara muestras del torero moderno el más aclamado por el público, el sino de los tiempos. Señalar como la gente estuvo con este último, después de haber sido utilizado por sus anteriores mentores y como era de esperar dejar tirado cuando no les ha interesado, pero este es otro tema.
Por último, un hombre, un mago, un aficionado, que antepuso su persona, su patrimonio, su dignidad para organizar un festival benéfico. disfrutando y haciéndonos disfrutar a los que nos acercamos a Ondara, para aportar nuestro grano de arena a su proyecto.
Gracias Mago Pepo por haber hecho magia, pero esta vez sin trucos ni trampas, con verdad, auténtica esencia de la Tauromaquia, a pesar de los taurinos, taurinillos y vividores que pululan por este mundo.
Por cierto, un saludo a la escasa concurrencia de antitaurinos que estuvieron dándonos la murga con un concierto de silbatos y alaridos en las mismas puertas de la plaza con la aquiescencia de Delegación de Gobierno y la hipocresía de un ayuntamiento acomplejado, consiguiendo que valoráramos más lo sucedido en el albero, perfectamente amenizado por una banda que sonaba como una filarmónica.