División de Opiniones: Hasta las babosas tienen cuernos

sábado, 27 de septiembre de 2014

Hasta las babosas tienen cuernos

Hasta las babosas tienen cuernos aunque no tengan ni caparazón, porque eso salió a la arena de Algemesí 4 toretes babosas con cuernos pero sin el caparazón de la casta y la bravura, preparados para el toreo 2.0 inventado por el de Velilla ¡Cuánto daño nos ha hecho esa Santísima Trinidad del toreo, que no se cuántos toreros se han reencarnado en él! ¡Cuánto daño hacen los vídeo en las escuelas taurinas!

Pero como a pesar de lo que digan los animalistas que quieren humanizar a las bestias poniéndolas a su altura moral, los animales son animales y los toros por tontos que parezcan pegan cornadas.

Séptimo festejo de la Setmana de Bous d'Algemesí. Tarde de agradable temperatura, con casi lleno en los cadafales, con presidencia correcta sin apreturas, se lidiaron (o algo así) 4 novillos de Guadalmena para los novilleros Francisco José Espada (palmas y oreja) y Alvaro Lorenzo (oreja y vuelta). Se guardó un nada repestuoso minuto de silencio por la muerte hace 30 años de Francisco Rivera Paquirri.

Pitos a la novillada de Guadalmena por presentación y comportamiento. Dos zambombitos y dos raspas indecentes de cualquier plaza, sin casta, raza, ni bravura, cuya única cualidad era la nobleza tonta y la movilidad que solo transmitía bobería y facilidad, dando la sensación que cualquiera podía hacerlo y ese es el problema de la Fiesta. Aun así salió el cuarto tan desclasado y descastasdo que se llevo por dos veces al novillero por delante a pesar de no aparentar peligro ninguno.

Silencio al de Fuenlabrada Francisco José Espada por una tarde en la que no aporto lo que les faltaba a sus dos oponentes, ante dos carretones no piso terrenos comprometidos ni cargo la suerte solo viéndolos pasar, el viene y va y eso aburre hasta las ovejas.

Palmas al pundonor de Alvaro Lorenzo porque el desrazado que hizo cuarto se le vino encima por dos veces, rompiéndole la taleguilla, pero no se miró, siguió justificando su tarde. Ante su primero adoleció de lo mismo que su compañero de cartel, exceso de comodidad, pierna retrasada y pisando siempre por las afueras. Fue sorprendido en la faena al último, no se arredró continuo toreando, lo volvió a levantar y acabo la faena, se tiró a matar, estando probablemente herido. Su cara al dar la vuelta era una mezcla de rabia y dolor.

Silencio a las cuadrillas que actuaron correctamente, premiados alguno por el publico en exceso, y paso casi inédito de los picadores.