Siempre es fácil cargar contra los que
se comprometen y luego las cosas no salen como esperaban, es fácil atacar aquel que quiere
enfrentarse mínimamente al sistema cuando todo se vuelve en contra,
es fácil criticar cuando uno quiere dar un golpe en la mesa para reivindicarse y nada sucede como esperaba, es muy fácil hacer leña del árbol caído.
Puede que no hubiera claridad de
ideas, que los toros elegidos no salieran como esperaban, que un toro
que prometía se invalidara en la lidia, que no hubiera claridad ni
mando con el capote, que las faenas no remontaran en ningún momento
siempre de más a menos, que las estocadas nunca fueran en lo alto,
que poco a poco el cansancio físico y el estado anímico tiraran por
el suelo los sueños y las esperanzas de un torero y de más de 20.000 almas
que abarrotaron Las Ventas con la ilusión de que al fin alguien
quiere comprometerse de verdad con la Fiesta, pero para todo eso hay que bajar
a la arena, jugársela y errar, porque el que no se compromete no
gana.
Fandiño, quiso jugársela, al menos
había que intentarlo, pero no ganó el envite y ahora pasara un
calvario para poder remontar y aguantar las críticas y los
infundios, pero al menos podrá estar tranquilo consigo mismo en que
se había planteado un reto muy difícil, con toda la presión que
representa poner a revienta caldera Las Ventas el día de
inauguración de temporada, con todo lo que representa esa plaza que
por algo es la más importante del mundo, con todas las connotaciones
que eso conlleva.
Algunos dirán
que se equivocó en la elección del ganado, que podía haber buscado
más toreabilidad en sus oponentes, que algunos estaban fuera de tipo
de la ganadería, faltos de fuerzas muchos, con poca casta y raza
para venirse arriba, que les sobro nobleza y sosería y que les falto
codicia y acometividad. Pero también es verdad que falto capacidad
lidiadora para darle a cada animal la lidia que necesitaba y el sitio que fue perdiendo si alguna vez lo tuvo.
En algo que no se equivoco fue en la
elección de los hombres de plata, que supieron arroparlo como solo
ellos saben hacerlo, toreando. Sobresaliendo en una brega
extraordinaria Javier Ambel.
Alfa y Omega |
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