Publicado en Pureza y Emoción:
Volvimos del exilio autoimpuesto a la
que siempre será mi plaza, la de mi tierra a pesar de haber caído
casi a un agujero negro pero con la esperanza que como el ave Fénix
resurja de sus cenizas, abrasando las mismas a toda la camarilla de
personajes, personajillos y trileros del taurineo que la han llevado
a niveles impropios de una plaza de primera, con la connivencia de
las autoridades, mantenidas con impuestos de todos nosotros, y de los
aficionados de postín y de cocktails de barraca de feria.
Si los toros dice que los toros a las
cinco con sol y moscas, pues hoy fueron puntuales pero con viento,
mucho viento, lluvia y frio, más que una tarde de marzo parecía una
tarde de febrero y poco hacia presagiar que en pocas horas ibamos a
pasar a la estación de la primavera. Y el viento marcó en muchos
momentos el devenir de la tarde, imposibilitando las lidias y mucho
más el lucimiento, poniendo a los chavales en serios apuros sumado
a la impericia de los noveles.
Aún así hubieron toros, o más bien
novillos, aunque algunos con más trapío de los que habrán colado
estos días por los chiqueros del coso de Monleón.
En el cartel novillos de Antonio López
Gibaja, con divisa roja y gualda, para uno de los primeros del
escalafón en cantidad, el novillero local y un mexicano debutante
con los del castoreño, Francisco José Espada, Cristian Climent y
Leo Valadez.
Los novillos, bien presentados, nada
sobrados de fuerzas, mansitos en el caballo, algunos llegaron
paraditos al último tercio, otros tuvieron más movilidad y
permitieron estar delante, los tres últimos tuvieron más guasa, el
cuarto un novillo al que había que poderle, el quinto un manso que
no quería ver al caballo ni en pintura desarrollando más
complicaciones por ambos pitones y el sexto un novillo con más
codicia en el caballo, con tranquito en la muleta. Casi todos
exceptuando el quinto tuvieron sus posibilidades.
Abría cartel Francisco José Espada,
novillero con vitola de figura del escalafón pero que a estas
alturas de temporada esta lejos de ser el que fue la pasada.
Demasiadas precauciones, falta de colocación, acabando siempre con
los circulares de rigor y el arrimoncito marca de la casa. En su
primero, llegó parado al último tercio, quiso hacer su faena de
pases y pases sin fundamento. A su segundo que había que poderle, le
obligo más sacando buenas tandas por la derecha bajando más con la
izquierda.
Cristian Climent sorteo uno de cada, al
primero un mansito que se movió en los primeros tercios, llegó con
menos fuelle al tercio de muerte, tras un inicio de faena bullidor de
rodillas con el viento de convidado molesto, se dedicó a dar pases,
que tras una estocada algo desprendida le valieron una orejita. Su
segundo, un manso de libro en varas, desarrollo peligro en el segundo
tercio llevándose por delante al debutante, que compartía tercio
con el novillero local, para llegar con un pitón derecho imposible,
y un izquierdo que se puso también imposible. Se tenía que
replantear el novillero el colocar banderillas en sus toros pero
doctores tiene la Iglesia.
La sorpresa, o algo menos cuando se le
hace debutar en una feria de primera y con las cámaras delante, fue
el mexicano debutante Leo Valadez, se le vio con solvencia a pesar de
las inclemencias metereológicas y del tremendo varetazo que se llevó
al poner un par que le había cedido su compañero de cartel Climent.
Intentó dar un repertorio variado con el capote, aunque más
efectista que estético, se le vio con oficio en banderillas y
solvente en la muleta. En el de su debut, no acabó de acoplarse
aunque dejó señales de su saber estar. Sorteó en segundo lugar, el
más entregado del encierro, que permitió el toreo con más hondura,
con temple y mandó por ambas manos, firme de planta pero con un
exceso de llevar demasiado por fuera la embestida del toro, aunque si
lo hacen las supuestas figuras como no lo van a hacer quienes se
fijan en ellos. Tras estocada al uso, cortó una oreja con la lluvia
de testigo.
En los de plata que poco se pudieron
lucir en banderillas por haber realizado el segundo tercio los
matadores, nos privaron de posibles lucidos pares por parte de los de
plata tanto de una cuadrilla como la otra. Raúl Martí se dio un
atracón de pases con oficio para parar, poner en suerte y domeñar
al quinto novillo. Raúl Cervantes también dio muestras de su saber
hacer a pesar del viento, y Ángel Otero dejó en la retina de los
aficionados lo más torero de la tarde llevando al novillo hacia el
burladero con el capote a una mano, torería lo llaman algunos, y sin
barbillazos.
Una mención también al presidente que
también debutaba en su cometido, al que deseamos suerte en su nueva
tarea, para ver si eleva el nivel de exigencia en la plaza y lo lleva
al menos de las de segunda categoría. Se le vio un poco agarrotado,
pero fue prudente en la aplicación del reglamento y la concesión de
trofeos.
Plaza de Toros deValencia. 9ª de la Feria de Fallas. Novillos de López Gibaja para Francisco José Espada: saludos y silencio tras aviso. Cristian Climent: oreja y silencio. Leo Valadez: silencio tras aviso y oreja.
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