En una novillada descastada, nada que ver con aquella que hace 3 años logró emocionarnos, Varea confirmó que tiene el toreo en sus muñecas, que tiene mando y temple, y esa cosa llamada torería que tan sólo tienen los elegidos que por suerte no se enseña en las escuelas si no que uno lo tiene desde que lo parió su madre, tiene el toreo profundo en su corazón. El contraste lo puso Marín, con vítola de figura en ciernes, oficio pero con ventajismo, mano baja pero tirando líneas, lo que llaman toreo moderno, muchos pases pero poca emoción.
2ª novillada de la feria de fallas 2015. Con tiempo nublado y ligera lluvia por momentos, con un tercio escaso de aforo, se lidiaron novillos de El Parralejo, verde y oro, para los novilleros Jorge Expósito (ovación en ambos), Ginés Marín (vuelta y oreja) y Varea (palmas y 2 orejas).
Silencio para los novillos de El Parralejo, de presentación excesivamente cómoda, bonitos en el argot del taurineo, con cierto aroma de aftershave, escasos de fuerzas, uno inválido devuelto, vaciós de casta, pasaron de refilón por el matalón, para llegar sin transmisión ni codicia al último tercio. Demasiada llimonà le han echado al vino para que los maten las figuritas. Incomprensiblemente fueron algunos aplaudidos en el arrastre, se aplaude el descastamiento y la nobleza boba en el arrastre.
Palmas a Jorge Expósito, dejó evidencias de sus posibilidades con la pañosa, tuvo pasajes tanto con la derecha como con la izquierda de llevar al toro toreado con profundidad y mano baja, rematando al final, pero lo intercaló cuando no venía al cuento con el populismo que tanto se lleva. Falló a espadas y le hizó perder posible trofeo.
Ovación para Ginés Marín por su oficio para estar delante de los toros, pero en su repertorio con mano baja demasiadas líneas y toro hacia afuera, siempre llevado por la parte de fuera de la muleta, sabe llegar a los tendidos y podrá hacer carrera, con los del puchero a favor y palmeros a sueldo. Con los aceros estuvo solvente pero no ortodoxo.
Oreja a Varea. Verónicas de mano baja con medias eternsas de remate, saber estar sin descomponerse, aguantar las embestidas descompuestas del novillo para acabar metiendo en la muleta mandona con pases profundos con la derecha, naturales de trazo largo rematando detrás, pases de pecho de penca a rabo enroscandose al toro, llevando al toro siempre toreado con esa virtud del temple que hace que se ovacione a un toro en el arrastre que tenía embestida trompicada. Final sin manoletinas fuleras ni bernardinas vacuas, adornos con la rodilla flexionada acabando de rendir al toro. Toreo profundo que lo puede llevar lejos, siempre que tenga toros con toda la barba delante, porque podrá con ellos, otra cosa son los mentores que lo acompañan. Para verlo muchas veces.
Ovación para las cuadrillas de a pie, los de caballo pasaron inéditos porque solo señalaban no picaban. Se vieron buenas lidias especialmente Javier Rodríguez y Alfonso Carrasco, en banderillas fuerte ovación para Raúl Martí, con dos grandes pares, tuvo que desmonterarse. No se comprende como no se aplaudió a Javier Ambel con dos pares buenos y se ovaciono a Montoliú tras el numerito marca de la casa, con dos pares a toro pasado.
Corrección desde el palco durante la corrida, aguanto demasiado para tirar al inválido segundo. Debería haber ordenado reconocimiento postmorten de las astas pero no pidamos demasiado.
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