Dar la puntilla: Clavar instrumento cortante en el cuello del toro para darle una muerte rápida.
Todo se ha consumado, el camino hacia el fin que hace unos años iniciaron los taurinos sacaperras, lo han rematado, sin esperar a que muriera por si sólo, la siempre bienpensante progresía catalana, dueña de la verdad absoluta, instaurada en el nuevo régimen creado para decirnos a los pobres, palurdos e ignorantes lo que tenemos o debemos hacer, siempre encuadrado en los cánones del ecologismo de salón de los hippipijos o pijohippies, dirigidos por una casta política más preocupada en eliminar todo lo que huela equivocadamente a españolidad, víctimas de su propia ignorancia o de su único objetivo mantenerse en la poltrona aunque haya que mirar hacia otro lado, instigados por un grupo teledirigido por un vegano argentino, amante de los animales, al que de verdad le preocupa es vivir holgadamente en la madre patría a costa de ese oficio también remunerado como es asesor de político.
No somos incompatibles, somos víctimas de la intolerancia
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