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martes, 1 de marzo de 2016

Varea, diamante en bruto por pulir

 
Al finalizar la temporada pasada, nos comprometimos a no volver a tragarnos otra encerrona, después de las dos que el año pasado tuvimos que soportar capaces de acabar con la afición de cualquier amante de la fiesta taurina, pero como empedernido aficionado taurómaco a la primera de cambio nos apuntamos a una encerrona con un novillero en el cartel con todo lo que puede suceder.

Que quieren que les diga al menos no me aburrí, y con todos los matices que se quieran y que se deban poner el festejo fue entretenido, el chaval en cuanto a disposición fue intachable, hubo variedad en toda la tarde pero con muchos matices quizás demasiados, pero el tedio y la desesperación no nos abordo en ningún momento.

Los tendidos presentaban un aspecto inmejorable, con tres cuartos largos de espectadores para ver al novillero local, con mucho paisanaje y disposición a sacar el moquero previamente repartidos, lo que significa pocos conocimientos taurinos y muchas ganas de triunfalismo. Tarde redonda para... Matillas' brothers.

El ganado elegido para la ocasión era de garantías como dicen ahora los taurinos y aficionados de clavel, eso quiere decir toritos elegidos a modo, poco o poquísimo trapío, muy comoditos, que pasen el trámite de las varas como puedan, soporten el segundo tercio y que se entreguen iendo y viniendo en el tercio de muerte para que el matador pueda lucirse y expresar su “aggte” (productor dixit).
Los hierros para la ocasión fueron Fuente Ymbro y El Parralejo, o sea prácticamente lo mismo. Los primeros justos de presentación presentaron un puntito de castita, marca de la casa, los segundos de infame presentación, impropia de plaza de talanqueras, tan sólo destacó el segundo de la tarde, que a la postre sería el mejor del encierro, pero sus dos hermanos fueron mansos y menos lúcidos, premiandolo con una incomprensible vuelta al ruedo al quinto de la tarde propia del triunfalismo y analfabetismo presente en los tendidos. El último novillo que presentó credenciales durante la lidia para ser el mejor de la tarde pasó inédito por el recital de monotonía que le dio en el matador acuciado por el esfuerzo físico y mental de la encerrona.

Varea dispuso sobre la arena de Castellón sus argumentos, toreo asentado, siempe buscando los medios, buen manejo de capote, disposición necesaria en un novillero, temple, mucho temple en la franela, detalles, muchos detalles, adornos, muchos adornos, pero faltó mucha colocación, más distancia, profundidad, más profundidad, eso que algunos llaman cargar la suerte y algunos les suena a chino. También en su haber la deficiencia a la hora de interpretar la suerte suprema, que se quiera o no se quiera es el verdadero argumento de esta Fiesta.
Decimos esto porque el novillero tiene argumentos de sobra para ser alguien en esto, pero si sus anteriores mentores con Santiago López a la cabeza, pasaron por su carrera como un elefante en una cacharrería, haciéndole tirar por la calle del medio, enseñando mucha mentira y poca verdad, sus nuevos mentores con Curro Molina de asesor, no parecen empeñados en sacar toda la verdad que lleva dentro, porque servidor piensa que Varea es un diamante en bruto, de muchos quilates, con mucho por pulir, todo depende de como se trabaje para quedarse en bisutería o piedra preciosa.

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