Dice una vieja adivinanza que 'pesa más un kilo de paja o un kilo de oro', y como todos sabemos pesar lo que se dice pesar pesa lo mismo, pero el valor no es el mismo. Por supuesto vale mucho más un kilo de oro que el kilo de paja, para valer lo mismo será necesario multiplicar a la enésima potencia el kilo de paja para que equiparar su valor.
Eso mismo podríamos preguntar al valor o peso de los trofeos auriculares que se otorgan desde los palcos de las plazas de toros previa petición por parte del público de los tendidos. Porque después de lo sucedido ayer en la plaza de toros de Valencia cuando ante una faena de tesón, firmeza, voluntariosa, con ganas de mando, otra cosa es el resultado, con un toro buscando siempre la salida, tan sólo sometido en una buena tanda de naturales, rematada con unas bernardinas ajustadas y una estocada en el sitio, se concede por parte del presidente, previa petición bullanguera del público de aluvión, dos orejas de paja frente a lo que hubiera sido una oreja de peso, deja muy a las claras en que nivel está el valor de los premios que se conceden en esta bella plaza, dando muestras además en todo el orbe taurino a través de las cámaras del canal fenicio. Los empresarios, revisteros y demás taurinillos del potaje estarán contentos por acrecentar estadísticas pero a los aficionados nos dejá una sensación de que esto se nos va, se nos escapa, algo que los tauróbos del callejón llevan mucho tiempo buscando.
A don Ricardo que viene reclamando vueltas al ruedo e indultos por allá donde campa, no se le vió por el callejón alardeando, dando voces y órdenes, porque un torito suyo venga y va derrochando castita, porque la mansada de Fuente Ymbro, gorda, muy gorda, corta de edad, muy corta, nada sobrada de cara, pero falta, muy falta de casta, raza, bravura, no le permitió asomarse por las tablas del callejón bajo la connivencia del delegado gubernativo. El señor Gallardo también ha visto el valor de la paja, pero de la que se hubiera comido sus zambombos cornúpetas en la finca de no haberlos colocados en la feria. Por cierto tendrá relación el comportamiento de sus toritos con la aceptación de las figuras a torearlos?
Padilla estuvo en Padilla, pero a menos, escuchando pitos de los tendidos, pagando el abono una vez más el impuesto revolucionario matillero.
A Jiménez Fortes lo vimos fuera de sitio, desconfiado, sin ideas claras ante el peor lote con diferencia. El tabaco recibido pasa factura, más pronto que tarde.
José Garrido tiene que ganarse en la plaza lo que le van a negar en los despachos, tiene las ideas claras, valor, mando en la muleta, pero como no iba a ser de otra manera busca el sitio más cómodo como las figuras, aún así merece un trato mejor del dado en los carteles y si ésta como cacarean algunos es la feria del cambio tenía que haber estado en otros carteles, pero éste viene apretando de verdad y las figuritas esto lo tienen en cuenta.
Si no hubiera habido tanta aquiescencia en la concesión de trofeos en su primer toro, hubiera buscado con más tesón el triunfo ante su paradote segundo de lo que probablemente hubiera sido capaz.
A pesar de los desmanes de los taurinos, hoy estaremos reivindicando libertad y respeto por nuestra afición a la Tauromaquia, pero seguiremos luchando porque la verdad y la integridad se respete desde dentro, porque si no la Fiesta se desmorona.
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