No pudieron con La Quinta

Novillada picada por el día de la Mare de Deu del Desamparats. Tarde de climatología variable comenzando la corrida con lluvia y acabando con sol molestón,  situación que da lugar a subirse a las nayas cubiertas al 1/6 de plaza de público que asistió. Preside el sr. Peris, que esta generoso dando "orejas de Valencia" y rácano en el 2º tercio cambiando antes de entrar los banderilleros al tercer par.

Novillos de La Quinta, desiguales de presentación, alguno con pinta de eral frente a otros con más cuajo, encastados, cumpliendo en general en el caballo, tenían nobleza, ninguno sacó malas pulgas, sacando los problemas propios del encaste al no tener enfrente una terna que les solucionará problemas, con cara a media altura pero no se les mandaba ni obligaba. El 1º muy infantil de presencia, encastadito, boyante, torito de éxito; el 2º el menos encastado más bobalicón, acabó a su aire; el 3º flojo de remos, metía de salida bien la cara; el 4º con cuajo, volvió a recibir en varas, noblóte, que se paró por aburrimiento; el 5º bravo en el caballo, otro novillo para cortar 2 ápendices por su nobleza; el 6º buen comportamiento al principio, se paró en banderillas cortando el viaje por los 2 pitones, pero se le hizó la lidia todo mal.

Miguel Giménez desbordado en el chiquitín 1º, con el noblote 4º no le sacó toda la calidad que tenía, estando a merced de sus embestidas, bastante hizó aguantando delante del novillo llegando a estar a gusto, dandole mil muletazos escuchando 1 aviso antes de buscar el acero, metiendo el estoque hasta los gavilanes en todo lo alto, llevándose una orejita.

Thomas Duffau, apoderado por el artista Simón Casas, al que le brindó la muerte del 2º novillo, al que en ningún momento sometió fue a su aire, en el bravo 5º, novillo de triunfo, sólo se dedicó a dar mantazos y buscar el aplauso con un trasteo tan insulso como vacío, pero como estaba en Valencia con una estocada trasera y una mínima petición por parte de los del autobús y del artista levantando las manos en el callejón, el presidente bajo un poco más el ínfimo nivel en que se mueve la valoración de lo sucedido en este coso levantino.

Juan Sarrión, el más nobel, mostró carencias propias del novillero que empieza, salido de la escuela, desconocedores de encastes que no sean la procedencia bodeguera, cuando hay que lidiar y poder se pierden los novillos se orientan y el novillero pierde los papeles, duda y baila delante de la cara del toro. Teniendo que corregir su forma de matar a los novillos con estocadas pescueceras.

Cuando los aprendices de las escuelas taurinas tienen que salirse del monoencaste tienen verdaderas dificultades de enfrentarse a los utreros, descubriéndoles todo ese amaneramiento que les enseñan con los bobalicones descastados, pero cuando aparece la casta y algo de bravura ...