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viernes, 18 de septiembre de 2015

'Apoteosis en el cortijo' por Alejandro Martínez

               Amigos para siempre Foto: Por el pitón derecho


'El torete, manso como él solo, salió huyendo del caballo en cuanto sintió el hierro sobre él. Ni un picotazo se llevó. No sangró. El Juli, claro, se desmonteró y, por supuesto, el presidente cambió el tercio. Lo de siempre.'
  
'No importa que Julián, el torero más grande de todos los tiempos, se retorciera como una alcayata; no importa que allí no hubiera un ápice de verticalidad ni naturalidad; no importa que aquello fuera lo más antiestético del mundo. Nada importaba. Allí, justo en el centro del cortijo de Daniel Ruiz, estaba El Juli cuajando a Cortesano. Y la plaza rugía, ¡cómo rugía! Ni Joselito y Belmonte, ni Manolete y Dominguín, ni Paco Camino y Antonio Ordóñez, nada como ser testigos de esa obra de mando, poderío y retorcimiento. ¡Qué viva El Juli!, ¡qué viva Daniel Ruiz!, ¡y qué viva la fiesta!'

'El concepto de bravura, así como el de pureza y toreo auténtico, lo han reinventado Daniel Ruiz y su ahijado Julián. El toro bravo de verdad es ese que sale huyendo despavorido del caballo para luego repetir como un tonto en la muleta mientras reflexiona acerca de si debe o no rajarse definitivamente. Y el toreo puro y auténtico es el de El Juli, ese de suerte descargada, muletazos en línea y figura retorcida. Estos son los cánones modernos, y quien no los comparta, que se vaya. Sobra.'

Aquí el artículo completo en 'Por el pitón derecho' de Alejandro Martínez, al que agradezco la información, sin filtros mediático-taurinos, de toda la feria de Albacete. 

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