Enrique Martín
Esto de componer los carteles de las ferias a lo largo de la temporada es uno de los grandes misterios que le queda por resolver a la humanidad. Igual habría que convocar en un congreso a todos los sabios del mundo y plantearles una serie de preguntas: ¿Cómo es posible que año tras año se monte un espectáculo con contrastados defraudadores? ¿Cómo es posible que copen los carteles de muchas ferias auténticos fracasados? ¿Cómo se concibe que los más destacados de temporadas anteriores queden descartados y se desprecie su presencia? ¿Cómo es posible que los que confeccionan las ferias con tanto descaro y negligencia, encima pretendan hacer creer al público que es él el que está inmerso en el error y que le gusta lo que no le gusta y que no le gusta lo que le gusta? ¿Con que se come que la prensa, la que supuestamente debería denunciar estos excesos, sea el principal adalid de este dislate? ¿Por qué motivo se rasgan las vestiduras del mal estado de esto y aquello y cuando tienen delante a los responsables se deshacen en elogios hasta el ridículo?
Un espectáculo que no tiene en cuenta a sus “clientes” y lo que es peor, los desprecia olímpicamente y si a alguien se le ocurre rechistar le mandan muy lejos, eso sí previo pago de la entrada.
De siempre se ha valorado mucho el “abreplazas que no estorba”, pero es que ahora se va a acabar convirtiendo o en profesión o en una categoría superior del escalafón.
¿Y el público? Calladito, ni una palabra. Y mira que a veces hace verdaderos esfuerzos para intentar que se haga justicia. Con Diego Urdiales hasta ha habido alguna movilización que otra. Debería darle vergüenza a los olvidadizos empresarios que han dejado fuera a uno de los más destacados matadores del 2009 y uno de los que ahora mismo mejor entienden lo que es TOREAR, que no pegar pases. O lo que durante años ha venido ocurriendo con Frascuelo, quien sólo toreaba en Madrid, donde el público se rompía las manos nada más verle en el ruedo, queriendo recompensarle tantos sinsabores, tantas injusticias y agradecerle sus ganas de hacer el toreo clásico, el de siempre, el de verdad.
Pero es que eso de no tener nombre de brandy es un obstáculo difícil de superar. Pero es que en el mundo de los toros actual mandan… los intereses creados, que no son los de Benavente.
1 comentario:
En primer lugar, muchas gracias por visitar mi blog y leer las entradas, que ya es bastante, y mi agradecimiento por creer que mis opiniones son dignas de ser reproducidas y ocupar un espacio en "División de opiniones". Gracias por esta inyección de ánimo que le hacer pensar a uno que no clama en el desierto y que siempre hay alguien que escucha. Un saludo muy cordial
Publicar un comentario