Cuarto festejo de la feria de Otoño en Las Ventas. En tarde de agradable temperatura otoñal, con mas calor para los que estamos en las localidades de sol, con casi lleno en el aforo bajo la presidencia de d. Julio Martínez se lidiaron toros de Adolfo Martín (divisa verde y roja) para los matadores Antonio Ferrera (silencio y oreja muy protestada), Javier Castaño (silencio y silencio) e Iván Fandiño (silencio y silencio).
Silencio para los toros del hierro de Adolfo Martín aunque bien presentados por delante algunos bajaron en su conformación morfológica pero aun bajaron mas en casta y bravura, muy vacíos por dentro con gotas de nobleza no se emplearon ni para bien ni para mal delante de sus respectivos coletas. Pero destacar que todos murieron sin enseñar un ápice de lengua, infundando todos mucho respeto. Puntuación: Escribiente 71 (2); Baratero 79 (1,4); Murciano 95 (1,6); Madroñito 8 (2,1); Carpintero 56 (1,4); Madroño 86 (1,8).
Palmitas a la tarde de un Ferrera que dio todo el repertorio propio de la casa de cara a la galería, con unos pares de banderillas impropios de un matador y parafernalias en las lidias mas populistas que efectivas. En su primero un toro que reponía y exigía una lidia de mando desengaño al toro con zarandajas diversas. A su segundo el toro con mas tranco, nos obsequio con unos lances de capote que prometían, lo desencanto en un tercio de banderillas inacabable de mucha postura galerística y poca verdad exceptuando el ultimo par al quiebro por los adentros. El toro acuso el segundo tercio al inicio del trasteo cuando se desmoronaba al tercer muletazo. Fue viniéndose arriba permitiendo al matador realizar unas series templadas sin profundidad. Tras un pinchazo y estocada al uso se le coincidió una oreja verbenera.
Silencio a la actuación del otrora lidiador Javier Castaño cuyo único rédito es permitir y dejar lucirse a la cuadrilla de lujo con también mejores tardes que las de ayer. El matador quiso pero no pudo porque saber y poder puede como en otras ocasiones lo ha demostrado. Ahora esta viviendo demasiado del espectáculo integro de su cuadrilla. También debe replantearse su manera de ejecutar la suerte suprema.
Leves pitos para un matador como Iván Fandiño que eligió torear un hierro que en otras ocasiones previas se trago cuando todavía no era nadie en el escalafón y que le sirvieron para abrirse camino en este difícil oficio. Sale a traspiés del reto. Pechando con el peor lote, faltandole claridad de ideas y de ambición, equivocándose en los planteamientos llevándonos al tedio cuando es posible llevarnos a la emoción cuando lo hemos visto con toros que no decían nada inventarse la faena, pero ayer no era su tarde.
Palmas a las cuadrillas de los de a pie, especialmente a la de Castaño donde de nuevo sin ser los tercios de banderillas de otras ocasiones, quizas porque el material taúrico no era el más propicio quizás porque pesa la temporada y las cornadas, volvieron a hacer las suertes con toda la torería y la ortodoxia que requiere el denostado tercio de banderillas, esos tres toreros se llaman Marcos Galán, con un capote de seda con mucho mando, David Adalid y Fernando Sánchez con todas sus virtudes de oficio, valor y torería.
División para los caballeros picadores unos pasaron y masacraron a los bureles mientras otros intentaron hacer el tercio de varas como mandan los cánones, pero ni Tito Sandoval fue el de otras ocasiones cogiendo a su toro por dos veces trasero.
Pitos a un presidente don Julio Martínez que desde el palco debe de dar una categoría a una plaza que se dice la primera del mundo y que debe ser uno si no el principal de los reductos donde se guarden y observen las normas del toreoy se den cataegoría a unos premios que se concedan.
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