Velocidad |
Esta es una de esas obligadas ocasiones, cuando el martes un leve accidente laboral tan desafortunado como inoportuno, le privó a uno de disfrutar de varias intensas jornadas taurinas en Algemesí, con más dolor moral que físico.
Gracias a la bendita cabezonería de Adolfo que se obstinó en llevar la pesada carga de un inpedido temporal, con muletas (pero no de franela) y silla (no de enea sino de ruedas) servidor disfrutó, en todo el amplio sentido del verbo, de una jornada taurina en Algemesí, inmesamente agasajado por lugareños y foráneos, desde mediodía hasta más alla de la medianoche.
Paella de verduras y caracoles: ¡casi ná! |
No puede tener más que palabras de agradecimiento a todas esas personas que colaboraron tan altruistamente a dicha causa: al Sr.Vicent García, alcalde d'Algemesí, que hizo posible que pudiera ver la corrida desde el ayuntamiento aunque fuera por pantalla de TV, al mestre Pepe Rubio que me recibió con sincera alegría y no perdió ocasión para complacerme, al sr. Juan por cocinar una tan estupenda como diferente paella (para disfrutar cocinando no es necesario deconstruir ni poner títulos barrocos a los platos), a Kiko que me dedicó unos momentos en el descanso de sus obligaciones retransmitidoras del festejo, a Vicente y a Mª Carmen por todas las molestias que se tomaron especialmente al final de la jornada, a todos, a todos los que colaboraron y que desagraciadamente alguno me olvidaré, por lo que pidó me disculpe: a Jorge, Toni, Andrés, Agustín, Encarna, sr. Santacreu, sr. Javier Sánchez-Arjona, sr. Montiel, a Juan Cruz Sol, a todos ...
Fuerza mayor: Toros por TV desde el salón de plenos |
Por supuesto a Adolfo, repitó por su obstinanción y su empeño en arrastrar mi pesada carga, posibilitó
que uno disfrutará de tan magnífico día, sufriendo en todo momento las barreras arquitectónicas y automovilísticas de las ciudades, preocupándose en todo momento por que no faltara detalle, disfrutando de la Tertulia Taurina posterior, agasajándome en todo lo necesario e innecesario, que a uno no se le puede mimar tanto que al final se acostumbra. A Amparo, a quién se echo mucho de menos, agradecerle por conseguir la silla (que repitó que no es de enea pero muy buena), desde aquí sólo puedo decirle: ¡ánimo!
Y por último, no por menos importante, a las mías, especialmente a las más mayor, no por eso menos joven, sufridoras y padecedoras de mi enquistada taurina afición que en todo momento están a mi lado, y como no iba a ser menos en un día como el de ayer con todo el esfuerrzo que hicieron ¡y encima contentas!
Muchas gracias a todos, esto no se olvida y os debo una (o más) a todos.
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