Después de las estrecheces de esa maravilla de la arquitectura de la madera, de la borrachera de color y sonido, de la
presencia de los novilleros con mas novilladas en el esportón
enfrentados a un ganado muy cómodo, de sentir los pasodobles
magníficamente interpretados aunque no venga a cuento y de tantas
peculiaridades que tiene la Setmana de Bous d'Algemesí, por motivos
laborales y sin tiempo para enmienda nos acercamos a la majestuosidad de Las Ventas.
Masoca que debe de ser uno, porque después de cinco visitas al coso de la calle Alcalá, con los consiguientes cinco petardos, dos de ellos encerronas (ahora juramos y perjuramos que no volveremos más a ver ninguna, ya veremos), para un día que tienes para disfrutar toda la diversidad cultural que tiene Madrid, solo se me ocurre ir a ver una corrida de toros, y que toros, los lisarnasios ( J.R.M. dixit) de la familia Fraile, que uno espera que alguno rompa o milagro de la casta y la bravura.
Pero nada, ni por esas a la sexta
tampoco, otro petardo.
Al menos servidor disfruto de buena compañía
por la grada, por la salida y las cañas post-festejo. Lo que
tiene esta santa afición.
De los bureles de Fraile Mazas, podemos decir nada, nada de casta, nada de bravura, nada de raza, solo fachada en una diversidad de trapío y hechuras.
Del confirmante de alternativa, Fabián Barba solo podemos decir que confirmo alternativa.
Pérez Mota gusto de desplantes, trincherillas, etc. y a otra cosa.
Apunto pero no disparo Miguel Ángel Delgado, dejo marchar al toro mas potable, estuvo a punto pero faltó corazón, tiene algo pero tiene que sacarlo. De más a menos. Defectuosas las estocadas.
Se hizo desmonterar a Fernando Sánchez, más por el nombre y la puesta en escena, que la ejecución de la suerte.
Se hizo desmonterar a Fernando Sánchez, más por el nombre y la puesta en escena, que la ejecución de la suerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario