Porque lo primero es el Toro, luego el Toro y por ultimo el Toro. Se le respeta, se le admira y hasta incluso en ocasiones se sobre valora en exceso.
Porque se respeta la liturgia de la lidia en todos los tercios,
especialmente el de varas, donde se premia al que lo sabe y lo intenta
realizar conforme los cánones y no se deja machacar al toro si no mas
bien sopesar su.bravura en el caballo.
Porque a los toreros se les aplaude, ovaciona o protesta en función de lo realizado delante del toro no en las paginas rosas o en campañas mediáticas.
Porque los ganaderos son respetados y admirados llegando ese veneración hasta los mayorales.
Porque en la ciudad se respira y se vive la tauromaquia, sin complejos, junto a las señeras cuatribarradas, sin problemas de mezclar catalanidad y tauromaquia.
Porque la música la pone una cobla, reivindicando su sentimiento catalán, sabiendo combinar música popular catalana junto a pasodobles toreros. Como son capaces 11 músicos de llenar una plaza de música rozando la perfección, llegando por momentos a emocionar, mientras durante la lidia el único sonido que escucha son los resollos y pisadas del toro, junto a los cites o gritos del torero.
Porque en los entresijos de las corridas los taurinos están controlados y una comisión de aficionados no se deja pisar por le taurinito de turno que esta acostumbrado por estos lares a mangonear y malmeter en los corrales y despachos.
Porque el público no es el festivalero y bullanguero si no que la seriedad y la integridad campa por los tendidos de les Arenes de Ceret, sin llevar ni meriendas ni neveritas litroneras.
Porque te puedes encontrar aficionados españoles, italianos, franceses, que huyen de la vulgaridad que nos ofrecen por el país donde nació la tauromaquia.
Por esto y por mucho más, volveremos (D.m) para seguir disfrutando de la Fiesta.
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