Quo Vadis, Ponce?

Enrique Ponce ya hace tiempo que va de paso por los ruedos españoles y americanos, por encima del bien y del mal  porque es innegable que tiene un pasado incuestionable, pero no es menos verdad que su tiempo parece haber pasado no por la edad que lleva en esto si no por el repertorio teatral que práctica por los ruedos del orbe taurino. Lo sucedido el pasado domingo en la Monumental de México puede ser la antesala de futuros acontecimientos con los públicos enojados de tanta disimulada falsedad. La gente, el pueblo, el público facilón también acaba enojándose. 

¿Por qué no se retira? Algunos dirán que por afición, que es innegable que la tiene y mucha, otros porque el taurinismo lo necesita pero otros dicen como servidor escucho hace tiempo que la economía viene mal dada y que inversiones equivocadas pueden estar obligándolo a vagar por los ruedos. Rafael Cabrera también lo apunta:  "Como me han comentado que, al parecer, Ponce atravesaría por algunas dificultades económicas (por la finca, por ejemplo), parece que ha decidido excursionar por tierras aztecas a la búsqueda de hacer caja."

Por aquí en Recorte y galleos y por Toro, torero y afición pueden leer todos los artículos publicados en México y los que tienen trascendencia por tierras hispanas también pueden observar las diferencias de tratamiento periodístico, por no hablar de los portales (desinformadores) taurinos españoles.

Acabamos con la crónica de Gastón Ramírez Cuevas para Sevillatoro.com:

Ponce tuvo la peregrina idea de verse generoso y regaló un séptimo. Ese fue su Waterloo. La gente, harta ya de tanto toro manso y feo, no toleró a “Tapabocas”, un verdadero adefesio. Los cojines inundaron el ruedo desde que salió el toro hasta que Ponce abandonó la plaza y el abucheo fue incesante. Para colmo, el otrora ídolo de las multitudes perdió los papeles con el estoque y el descabello. Esta bronca de épicas proporciones debe hacer reflexionar al valenciano. Ya lo dijo Gaona: “Me voy antes de que me echen.” Aunque, al parecer, a Ponce el respetable ya lo echó de la plaza más grande del mundo.