II final del certamen de escuelas taurinas de la Comunitat Valenciana. Plaza de Toros de Castellón. Novillos de Juan Pedro Domecq, faltos de fuerzas, bajos de raza, mansos en general para los alumnos Jorge Expósito (E.T. Valencia) 2 orejas y ovación, Raúl Bravo (E.T. Alicante) ovación y vuelta al ruedo y Vicente Soler (E.T. Castellón) 2 orejas y vuelta al ruedo. El ganador fue Jorge Expósito.
Con más de media entrada a pesar de ser gratuita, se debía de haber llenado, y con muchos partidarios de unos y de otros especialmente del novillero de la Plana se lidiaron 6 novillos de Juan Pedro Domecq, que no dieron excesivas facilidades que se podía esperar del hierro de los toros artistas por antonomasia, no hubo ninguno que fuera el típico carretón, adolecieron en mayor o menor grado de falta de fuerzas, algunos complicados para unos chavales que todavía tienen mucho que pulir aunque tienen materia prima, adquiriendo más técnica para solventar los problemas que plantean sus oponentes, es decir, lidiar sus toros, el problema puede venir cuando si los que tienen que instruirles en las escuelas ni saben ni quieren.
En los tendidos a medida que avanza la tarde se iba calentando el ambiente entre los partidarios, con abucheos u ovaciones impropias en algunos momentos, incluso con comentarios cargados de sorna que alguno se tuvo que tragar al final del festejo, y por supuesto con discrepancias al escucharse por megafonía el ganador de la final.
La final se la llevó Jorge Expósito por su faena al primer novillo, que requería distancias, galopaba, con un pitón izquierdo muy bueno, que se encontró con la quietud y la sobriedad, y con la mano izquierda de un chaval que si la cuida huele a triunfos, recitando dos series de naturales de calidad cuando le dio la distancia al novillo que requería, luego se tira a matar sin enmendarse pero tiene que corregir el defecto de quedarse en la cara del toro tras el embroque porque los utreros no perdonaran como los erales. En su segundo el novillo más complicado adoleció en demasía de falta de técnica para corregir los defectos de un novillo que embestía con la cara alta y por el izquierdo se quedaba, para más inri al recibirlo a portagayola, tras los capotazos siguientes acrecentó los problemas del novillo, se justificó en la faena de muleta, sin sacar nada en claro, mientras los profesores de la escuela iban a lo suyo por el callejón, se volvió tirar a matar dejándola demasiada contraria para lo que tuvo que descabellar.
El menos afortunado en el sorteo fue Raúl Bravo, el de Villena, tiene maneras pero le falta fajarse y arrimarse, si quieren estar más en novillero, no llegó a los tendidos pero le falto conexión en sus faenas. En su primero un mansito sin clase que no ponía nada de su parte y el novillero tampoco por la suya, para su segundo que necesitaba más mando que en ningún momento le dio el novillero.
El local Vicente Soler, apodado el ciclón de Levante, representante del toreo populista que tiene tanto eco en los tendidos cuando están llenos de público festivalero y taurinamente inculto, recibiendo con largas cambiadas de rodillas, banderilleando con tremendismo de cara a la galería, con faenas sin fondo ni profundidad acabadas con el encimismo que exalta las gradas, faenas al uso que recetan muchas de las mal llamadas figuras especialmente por plazas de inferiores categorías y llenan el esportón de orejas festivaleras. El chaval busca o le han dicho que busque el triunfo por este camino pero para los aficionados no es que desean, y será recurrente al principio pero a la larga no tiene futuro, habiendo elegido el camino equivocado, probablemente por la orientación de otros más que por la suya propia. En su primero corto trofeos tras una estocada desprendida pero en su segundo con el público a favor pinchó en exceso al novillo y perdió los trofeos y probablemente la final a pesar de su toreo.
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