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martes, 27 de septiembre de 2016

La tercera d' Algemesí: Los consentidos por los consentidores


Cuando se anunciaron los carteles de la Setmana de Bous d' Algemesí, y en esta novillada se anunciaban los nombres de un novillero hijo de un conocido artista de la farándula chistosa y un pupilo de la casa Vázquez, con todo lo que ella comporta tenía claro es que ni la presentación del ganado ni el comportamiento del mismo iba a ser de enloquecer, 'blanco y en botella'. No es que servidor sea un adivino ni vidente ni agorero, pero tal como esta el panorama taurino-mediático-empresarial ya se sabe.

Los dos primeros novillos de Rehuelga que saltaron a la arena fueron impropios de una capea por las caritas que llevaban por delante, el primero era gordo y grandón pero reducido a la mínima expresión su defensas cornúpetas, el segundo más escuálido pero con las mismas defensas, y aún más escandaloso era su sospechosa falta de fuerzas y síntomas de invalidez, eso sí luego fueron más que colaboradores claramente desaprovechados por los consentidos novilleros.
Los dos últimos novillos fueron mejor presentados y más complicaditos, con puntitas bien afiladas aunque probablemente arregladas, se empleaban poco con embestidas a media altura, especialmente el último que acabó buscando a la salida del embroque también por la impericia de su oponente.

Pablo Aguado, el chico de los Vázquez, tiene buen concepto pero muchas precauciones con su inválido primero no conecto, desaprovecho el de embestida más larga cortando siempre el viaje. Paseó una oreja fulera por una puñalada trapera al que abrió plaza.

Alfonso Cadaval, el vástago de los morancos, bien arropado por el sistema taurino-mediático, no puso la emoción que le faltaba a su primer novillo que era un carretón pero sin chicha no limoná, pero cuando se tuvo que enfrentar al que cerró la tarde cambió el panorama sin saber resolver las dificultades y con muchas precauciones. Lo más vergonzoso fue su padre desde el balcón consistorial pidiendo alevosamente una oreja impropia que contagió al público festivo que se apuntó al festín. Un poco de dignidad!

En las cuadrillas destacó dos buenos pares de Raúl Blázquez, los demás pasaron con más pena que gloria. En los de la escuadra montada arrearon con los que apretaron, pasaron inéditos con los inválidos.

Mal el palco especialmente sensible en conceder trofeos cuando se coloca el desgalichado asesor, pero un presidente que es aficionado tenía que tener más sensibilidad taurina.

Mal la Comissió por tragar con las exigencias de los figurines y sus adlateres, con dos novillos impropios de una feria que se dice de las primeras del panorama taurino.



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