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lunes, 26 de septiembre de 2016

La segunda d' Algemesí: Encefalograma casi plano


Cuando estas rodeado de buenos aficionados en un festejo taurino, y acabas hablando de tus historias personales, laborales, o sentimentales, significa que lo que esta sucediendo en el ruedo o te aburre o no te interesa. Esto podía ser el feo resumen de una tarde de toros en Algemesí donde la animación la puso un joven rejoneador con sus alardes y aspavientos y los chavales de dos cadafales con esos piques sanos cuando el tedio del ruedo les incita a buscar la alegría por otro lado.

Los novillos de Cebada Gago, ganadería habitual por esta plaza, no pusieron el picante ni la emoción que se les pide y tantas veces han ofrecido. En su haber hay que decir la presentación que trajeron desde 'La Zorrera' con un tercer novillo muy serio por delante. Con viveza y prontitud de salida, se disiparon como un azucarillo tras el filato de la suerte de varas, donde se les perpetraron puñaladas traperas para asegurarse que no van a molestar. Los novillos se dejaron sin más debajo de los faldones del matalón incluso alguno salió suelto. Durante el tercio de muerte fueron claramente a menos cuando parecía en un principio que iban a dar guerra, otra cosa es las faenas que les perpetraron los novilleros.

Curro Durán no estuvo seguro en ningún momento, siempre buscando las faenas de galería, vamos lo de todas las tardes.

Rafael Serna, inició sus dos faenas dando buena impresión para luego perderse en el barullo de la faena accesoria. Una pena porque dio tandas que podían augurar que había algo en sus muñecas. El problema de la novilleria es el de siempre acostumbrados a dar pases a los animalitos 'colaboradores', al enfrentarse a un burel con algo de castita o problemas no se sabe dar la lidia adecuada.

El rejoneador Mario Pérez Langa tiró de repertorio calentador, agitando a la gente que echaba a faltar toda la tarde algo de animación.

Las cuadrillas de a pie se vieron desbordadas por momentos, las de a caballo arrearon navajazos sin compasión.

Bien el palco por aguantar las peticiones festivaleras e improcedentes ante lo visto en el ruedo.

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