'Alabado sea el ilógico mundo de los toros, mosaico de sorpresas y contrasentidos.' Clarito
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viernes, 30 de septiembre de 2011
Tarde de poca historia y poca entrega
6º festejo de la Setmana de Bous d'Algemesí. Novillos de Javier Molina, de justa presentación, mansos y descastados, 1º parado, 2º manso con gotas de castita, 3º manso con romana (despuntado para rejones), 4º infantil de presencia, se para en el último tercio, 5º mansito con genio; para los novilleros Sergio Flores (oreja y leve petición) y Rafael Cerro (oreja y oreja) y para el rejoneador Juan Antonio Mancebo (saludos).
Los más de tres cuartos de plaza de los tendidos de madera, mojados por la lluvia matinal, tuvieron que animarse con los pasodobles que interpretó la banda de música porque en el ruedo existió muy poca historia. Si el nivel de bravura y casta de los novillos era bajo, los que se pusieron enfrente estuvieron por debajo de los mismos, tanto los de a pie como el jinete. Porque a pesar de los 'despojos' que se cortaron, gracias a la bondad del público y de la permisividad del palco, la tarde estuvo rozando el tedio por la poca disposición que pusieron los actuantes.
Sergio Flores, al que esperabamos por estas tierras, no pudimos ver al novillero que se presupone, sin meterse a fondo con ninguno de sus dos novillos, si bien es verdad los 2 más parados de la tarde, tiró por la calle del medio en su primero, al que despidió de una buena estocada, para en su segundo seguir en la mediocridad por la derecha, para dejar en una tanda por la izquierda notas de la clase que puede atesorar, el único oasis en un desierto de monotonía, y volver al toreo de galería que no le valió una segunda oreja.
Rafael Cerro, que nos dejó buen sabor en la feria de Julio, salió a hombros sin hacer nada contra sus dos oponentes que fueron de los más aprovechables de la tarde, en su primero, tiró de torero accesorio ante un novillo que le permitia más profundidad pero siempre estaba fuera de cacho y tirando de pico, para despacharlo de un bajonazo infame, al igual que a su segundo, agujereado en el caballo con una sola entrada, al que no aprovechó las embestidas con genio de un manso con un pitón derecho más aprovechable al que tan sólo acompaño a media altura sin bajar la mano sin fajarse, al que también despachó con otro bajonazo, no tan caído como el anterior.
Juan Antonio Mancebo, sorteó un novillo con presencia pero muy poco fondo, acabó aquerenciado en tablas, que se lastimó a mitad de faena la pata izquierda, apretaba en los primeros tercios, pero acabó sin movilidad. El rejoneador abusó en exceso de clavar rejones, banderillas, banderillas cortas, sin pisar terrenos comprometidos, demasiadas carreritas y pasadas en falso para acabar con el novillo clavando tres rejones de muerte muy desprendidos, tardando en clavar, escuchando dos avisos, para tener que echar pie a tierra para descabellar, no siendo necesario al echarse antes el animal.
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