No poder sacar agua de un pozo casi seco

Primer festejo de la Setmana de Bous d'Algemesí. 3 novillos de San Mateo (2º,3º,4º) y 2 novillos de Carmen Lorenzo (1º, 5º), de la familia de El Capea, mansos, descastados 1º paradote, 2º inválido, 3º impresentable (despuntado para rejones), 4º sin pitones, grandón con genio, 5º infantil y bondadoso; para los novilleros Jesús Duque (silencio y palmas) y Román  (3 avisos y oreja) y para el rejoneador Francisco Palha (leve petición).

La tarde que comenzó con el colorido en los tendidos propio de la indiosincrasia de esta singular plaza acabó con el tedio y aburrimiento propiciado por la mansedumbre y la falta de casta, de raza, de fuerzas, de presencia que lucieron los novillos de la familia de El Capea, con diferentes hierros con diferentes procedencias dentro del encaste murube (Pepe Rubio dixit), a pesar de la oreja que se llevó Román propiciada por las ganas del público de aclamar alguna cosa en todo el festejo y que el novillero y su entorno provinciano disfrutaron como si hubiera realizado la faena de la feria.
Ninguno de los novilleros supo ni pudo sacar del pozo la poca agua que tenía el ganado aunque el pozo más bien parecia un pozo ciego, tan sólo el rejoneador con sus ganas de buscar la ovación animo por momentos la tarde sin llegar a romper el sopor.

Las cuadrillas estuvieron a buen nivel con el añadido de las dificultades de la cuadratura del ruedo aunque tuvieron bastante trabajo ante la falta de disposición de los matadores, a pesar del vicio de la presidencia de cambiar el tercio de banderillas con 2 pares, sin existir peligro ni imposibilidad, se han cargado el tercio de varas, ahora toca el de banderillas, y luego ¿cómo premiamos el mejor par?

Jesús Duque novillero con bastantes festejos en su temporada, con su primero sólo busco la ovación de los tendidos sin profundidad en su toreo tirando de repertorio galerístico: miradas al tendido, circulares, manoletinas, etc.; para encontrarse con el segundo un manso con algo de genio al que habia que someter y el novillero o no supo o no pudo ganando la batalla el zambobito con pocos puntos.

Román que debutó con picadores, seguido por todo el entorno del támdem diputación-empresa-estirachaquetas, siempre muy arropadito por la escuela especialmente por su director y muy toreado en novilladas sin caballos, en su primero un inválido descastado que rodó varias veces por el suelo, donde acusó su bisoñez aunque era difícil sacar algo, pero tras varios pinchazos e innumerables descabellos, llegando a romper la cruceta de un estoque, escuchó los tres avisos, y al caer el toro, escuchó una ovación de ánimo por parte del público y el novillero salió a saludar algo que es intolerable después de no haber podido matar a su oponente, alguién del entorno debe plantearse los gestos y las maneras, porque hay algo que se llama vergüenza torera. En su segundo un mansito bondadoso recitó una faena típica con todos los defectos del toreo moderno (será por las enseñanzas de la escuela): ventajismo, al hilo del pitón, pierna retrasada exageradamente, codilleo, arrimón, etc. pero el público festivo le premió con una orejita tan insulsa como su toreo tras un pinchazo y una estocada afortunada no por la técnica.

Francisco Palha, rejoneador portugués, lo intentó ante un mansurrón que apretaba al sentirse herido, aplicando mejor técnica al montar a sus caballos que a la hora de clavar los rejones y banderillas porque pocas puso en lo alto, pero supo calentar en parte al público que hasta esos momentos se había aburrido en exceso, ya digo más por la técnica de manejar a sus cabalgaduras que por lo que arriesgo clavando las banderillas. Notó en exceso la falta de experiencia manejando el rejón de muerte, pensándoselo mucho antes de entrar a matar, pasando en falso varias veces, y en el segundo intento descordó al novillo que cayó al suelo para ser apuntillado inmediatamente.