Esta entrada tenía que haber sido en realidad mucho antes, no debía de haber acumulado el retraso actual pero tras la resaca que supone el viaje a Madrid, regresar a las tantas y a la mañana siguiente volver a la cotidianidad, escribimos estas palabras cuando se siguen digeridiendo todas las emociones y sensaciones que vivió en la corrida de
Hrdos. de Celestino Cuadri.
Emociones y sensaciones propias de una corrida de toros, esas percepciones que cada vez con menos asiduidad se palpan y saborean desde un tendido, porque no solamente las experimentas tú si no todas las almas que se concentran durante un espacio de tiempo de más de 2 horas en los tendidos y gradas de una plaza de toros.
Los
cuadris trajeron desde Comeuñas eso que deben de aportar a la Fiesta los toros: variedad, seriedad, buena presentación, emoción y casta, mucha casta e incluso bravura. Porque los toros de Fernando Cuadri tuvieron un comportamiento diferente cada uno, con sus defectos y virtudes pero diferentes, a lo que ya no estamos acostumbrados en estos tiempos del
monopolio del mono:
monoencaste,
monocomportamiento,
monopuyazo,
monofaena, etc., es decir,
monotonía o lo que es lo mismo aburrimiento que nos lleva a la extinción de esta Fiesta.
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Aviador en el caballo |
Aragonés, grandón y paradote, siempre con la cara alta no se empleo;
Zapato, con codicia en la embestida llegó más parado a la muleta pero termino empleandose;
Aviador, encastadisimo, tomó tres puyazos, derribando al picador, apretando pero con el defecto de salir suelto hacia los terrenos de tablas llegando a la muleta con poder y peligro a la muleta;
Formal, el peor presentado, recibió tres varas pero sin llegar a emplearse, llegando muy parado al último tercio;
Podador, con 631 kg excelentemente repartidos y bien presentados, con codicia en la embestida, llego a la muleta con transmisión;
Bolo, fue de embestida más sosona perdiendo la chispa que tuvo en el primer tercio.
El Fundi si se quiere tuvo el lote más parado y con menos posibilidades, pero a las pocas que tenía el torero poco o nada aportó. No llego a cumplir y el público no se lo perdonó.
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Fandiño con Zapato |
Ivan Fandiño mostró la disposición y las ganas del que quiere ser alguíen en esto del toreo, aprovecho el buen momento que atraviesa estando por encima de su primer toro, aguantando, sometiéndolo con poder, colocado en el sitio, cargando la suerte, rematando detrás y tirandose a matar lo que le valió una vuelta tras petición, para en su segundo sacar lo recibió por verónicas, para en el último tercio, cuando el toro llegó con transmisión para darle dos tandas por la derecha dando distancia al toro, llevándolo toreado aunque al tomar la zurda bajó el tono de la faena con más enganchones y más embarullado, se tiró de nuevo a matar y le valió una oreja que lo vuelve a dejar en posición para decir algo más esta temporada y en este mundo aunque no se lo pondrán nada fácil.
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Aguilar en rectitud |
Alberto Aguilar, responsable junto al hierro ganadero de mi visita a las Ventas por su actuación en Valencia, estuvo en todo momento a merced de sus oponentes, muy valiente y aguantando pero no pudiendo en ningún momento dominar y solucionar los problemas de los toros, en su primero del que se libro de milagro de la cornada, estuvo que ya es bastante, en su segundo muy parado en el último tercio, con poca transmisión no lo entendio para arrancar alguno de los pocos pases que tenía. Valiente pero necesita algo más para subir en el escalafón.
De los de plata destacaron
Pedro Lara en banderillas,
en cuanto a los demás no rayaron a gran altura, especialmente en banderillas, con el manido argumento de lo 'dificiles de bandirellear que son estos toros'.
Juan Carlos Sánchez destacó picando a
Aviador.
Se han visto por la red opininiones diversas pero lo importante es que se habla, se discute, se opina de toros que es lo que en realidad hubo el jueves en el ruedo de las Ventas.
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