Cuando los matadores iban aperreados, perdiendo capotes, sin ninguna capacidad lidiadora, llegó un torero de plata pero torero con mayúsculas, y con cuatro capotazos mandones puso al toro en suerte en el segundo tercio, los otros compañeros se desmonteraron, pero también los aficionados obligaron a saludar al lidiador que dejó sobre la arena de Cenicientos uno de los momentos de los que a servidor tardará en olvidar y de los que te obligan a seguir íendo a las plazas para que a eso de las 5 de la tarde esperar a que vengan los Reyes Magos.
El vídeo está tomado del facebook del torero, con su permiso, las imágenes no son de calidad, pero se puede ver la lidia del graciliano.
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